Es muy frecuente ver cómo las divisiones de la historia del arte coinciden con las divisiones de los periodos políticos y no es casualidad: según se desplaza el poder o se alcanza un periodo de bonanza es más fácil encontrar manifestaciones artísticas. En esta ocasión queremos poner de ejemplo la evolución de la mezquita de Córdoba como producto de la evolución histórica que se produjo en Alandalús, esto es, el paso de un Emirato dependiente a uno dependiente y a un Califato, tal y como explica Pedro Damián Cano en su Al-Ándalus. El islam y los pueblos ibéricos.
La construcción de la mezquita se inicia con la llegada de Abdarrahmán I y la proclamación del Emirato de Córdoba que, a pesar de reconocer la autoridad religiosa del califa de Bagdag, era un Estado independiente a nivel político. Con Abdarrahmán II y todavía en época del Emirato independiente, se efectuaría su primera ampliación, si bien sería después de alcanzarse la independencia religiosa y proclamarse el Califato de Córdoba cuando la mezquita sufriría consecutivas reformas que la llevarían a convertirse en el centro religioso que Alandalús necesitaba.
Por ello la mezquita de Córdoba es, casi con toda seguridad, la obra arquitectónica más relevante de este periodo, no solo por su magnificencia, sino también por ser el fiel reflejo de los avatares políticos y religiosos de Alandalús, como se muestra en el recientemente reeditado Arte andalusí de Gonzalo M. Borrás Gualis. Según ganaba independencia Alandalús, más crecía la mezquita y mayor era el esplendor de esta. Abdarrahmán I, Hishám I, Abdarrahmán II, Abdarrahmán III… modificaron y ampliaron la mezquita.