El 13 de diciembre de 1474, 
en Segovia, Isabel, hija de Juan II y hermana del recién fallecido rey de Castilla y León, Enrique IV, fue proclamada reina de Castilla y de León. El 29 de mayo de 1475, en Plasencia, tras haber sido obedecida como legítima sucesora dos meses antes, Juana, nieta de Juan II, hija del rey Enrique IV y sobrina de Isabel, fue proclamada reina de Castilla y León.
Esta fue la primera vez que dos mujeres se enfrentaron por la soberanía en nuestra historia, y no hay mejor manera de comprender esa disputa por la legitimidad para alcanzar la corona que las lecturas de Juana la Beltraneja, libro al que ya dedicamos espacio en 7 calas en Sílex, y la reedición de Isabel I de Castilla y la sombra de la ilegitimidad, de Ana Isabel Carrasco Manchado, experta en la Baja Edad Media de la península ibérica. Ambos con cubiertas de Sara Morante, siguiendo esa intención de la dualidad del discurso de ambas mujeres, aunque este último está enmarcado en la nueva colección Reginae et Reges, cuyo primer título fue Reinas de Navarra.
La disputa no se reduce únicamente a una guerra sucesoria de seis años en la que dos reinas, con plena conciencia de serlo, se enfrentaron en el teatro de la guerra luchando por sendos proyectos de futuro (Portugal o Aragón) para un reino que saldría transformado al término del conflicto. El texto, estudio riguroso y metódico y de una innovadora y actual visión crítica de las fuentes históricas y literarias, se aleja de una biografía cuyo objetivo sea canonizar a la reina Isabel de Castilla y persigue renovar la visión que tenemos de ella mostrando la propaganda que justificaba su derecho al trono y a la soberanía: discursos, rituales, ceremonias, expresiones literarias y las artísticas… Todo valía por la disputa de la legitimidad.
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